Reconozco sentirme enormemente atraída por nuestros compadres de Latinoamérica. En los años que he estudiado Marketing, he podido comprobar lo cercanos que nos podemos sentir a pesar de la gran distancia que nos separa. Además, cada día se puede aprender algo nuevo e interesante sobre todos ellos.
Quizás ese sea el motivo de que cuando empecé el curso de escultura y nos dijeron que la primera obra en barro y en piedra era libre, me decidiera por rendirle un homenaje al pueblo zapoteco y, de camino, acercaros a conocer más cosas sobre este intrigante pueblo.
Los zapotecos se establecieron en el valle de Oaxaca y el istmo de Tehuantepec (México) alrededor del 800 a .C., fueron pioneros en diversas materias como en agricultura, alfarería, tejidos y por su elevado nivel cultural, destacando que además de los mayas, ellos también desarrollaron un sistema completo de escritura.
Eran politeístas y entre sus supersticiones se encontraba el Nahualismo, en el que cuando una madre estaba embarazada, el día que nacía su bebe se ponían cenizas en su casa y al siguiente día la huella del animal que se formara sería el tótem, el animal lo representaría y le daría su personalidad.
En la actualidad, es un importante pueblo indígena que aún sigue conservando la herencia de sus antepasados. Entre sus personajes más famosos se encuentra el ex-presidente Benito Juárez y varios literarios como Andrés Henestrosa, Gabriel López Chiñas, Nazario Chacón Pineda y Macario Matus.
Por todo lo mencionado y miles de cosas que me dejé en el tintero, me decanté por realizar una urna zapoteca, que podréis ver un poquito más abajo.
Para terminar esta entrada también quería aconsejaros un libro, “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano. Una gran labor de documentación y estudio que, sin duda, dice verdades como templos.
¡Nos veremos pronto!